Hay dos maneras distintas de vivir el estrés o la ansiedad:
La primera, de manera calmada, estando en conexión con nuestra verdad y la otra, muy diferente, es a través del cansancio crónico, la enfermedad, y la poca capacidad de responder a la vida.
Nuestra mente consciente tiene el hábito de estancarse en pensamientos del pasado o del futuro. Empezamos a crear historias e imaginamos los peores escenarios de todo lo que nos puede llegar a pasar. Revivimos situaciones pasadas que hacen que llevemos al momento presente la ira, el enfado, la tristeza, la frustración o el rechazo que sentimos en el pasado.
La ansiedad aparece mostrándose a través de la falta de aire, los latidos del corazón empiezan a ser mucho más fuertes e incluso entramos en ataques de pánico.
No debemos de sentirnos culpables por experimentar ansiedad, miedo o frustraciones. Simplemente, son emociones que están surgiendo en este momento de nuestras vidas y es una GRAN OPORTUNIDAD para poder gestionarlo.
Con las sesiones de terapia, vas a conocer la causa y orígen del problema para poder abrazarlo.